El agua y su papel decisivo en la historia minera de Andalucía

Andalucía es una región de larga trayectoria en el ámbito minero, un camino de cinco milenios que llega hasta nuestros días

La minería andaluza ha jugado históricamente un papel crucial en el ámbito mundial debido especialmente a su diversidad en recursos geológicos. No obstante, su avance no ha estado exento de problemas, entre ellos, el agua.

Las primeras manifestaciones del sector se localizan en Huelva, con la explotación de cobre y metales preciosos y en Almería con la plata durante el tercer milenio a.C. La motivación minera de estas explotaciones se basaba en la construcción de armas o utensilios únicos con los que superar a los oponentes, tal y como describen Rafael Fernández Rubio y David Lorca Fernández en su trabajo El agua en la minería andaluza hasta el siglo XIX. Posteriormente, los tartesos, de cuyo trabajo minero se conservan referencias escritas, se conoce su explotación de oro y plata y la mercantilización con estaño, cobre, hierro y plomo. Es aquí donde se encuentra por primera vez una referencia al agua: «En la Turdetania el oro no se extrae únicamente de las minas, sino también del lavado” (Enadimsa, 1986). El geógrafo e historiador griego, Estrabón, también habló sobre esto en sus escritos: “los turdetanos abren sinuosas y profundas galerías, reduciendo a menudo las corrientes que en ellas se encuentran por medio de tornillos egipcios”.

Durante el periodo romano se incrementó considerablemente la actividad minera en el sur de la Península Ibérica. En el siglo II a.C, los romanos comenzaron a explotar todos los vestigios existentes y a introducir mejoras en las técnicas consolidadas. La actividad romana en las minas de Andalucía se basó en la búsqueda de oro, plata, plomo, hierro, cobre y sal, entre muchos otros. En esta época también se encuentran numerosas menciones al agua, ya que los romanos tuvieron que hacer frente al drenaje de minas subterráneas mediante la mano de obra de esclavos y niños que pudieran desplazarse entre pozos y galerías. Una de sus invenciones fue, tal y como indican Fernández Rubio y Lorca Fernández, el «tornillo de Arquímedes», un dispositivo de extracción que, mediante la ayuda física del hombre, conseguía drenar el agua de las minas. Una de las explotaciones donde se han encontrado restos de esta rudimentaria herramienta es en la Mina de Alcaracejos, en Córdoba.

El periodo visigodo y árabe, a pesar de ser una época principalmente bélica, también se localizan vestigios de esta actividad, especialmente basada en la continuación del trabajo romano. A esta etapa de la historia árabe en Andalucía, a la que se le debe el nombre de Almadén (la mina), se le atribuye una intensa actividad de la minería hidráulica en explotaciones de oro en aluviones como el del Cerro del Sol o el Collado de Los Arcos, donde aún hoy son visibles acueductos y canales.

En el siglo XVI comienza un periodo de otorgamientos mineros que reactivan la actividad. Por estas fechas, el agua planteaba problemas en la minería de la plata de Guadalcanal, en Sevilla, para lo cual se incorporaron esclavos en las labores de desagüe y desvío del arroyo, para controlar la inundación. Con todo esto se produce una inactividad que perduró hasta 1632 y que no se remontó hasta el comienzo de la revolución industrial y la llegada de nuevas tecnologías como la máquina de vapor.

La minería andaluza ha experimentado desafíos relacionados con el agua durante su historia, problemas que han impactado en las comunidades locales de la época y en la extracción de materias primas. Estas barreras no solo han supuesto obstáculos técnicos, sino también económicos y logísticos, afectando a la la rentabilidad de la mina y a su producción. Esta histórica lucha ha influido en la evolución de las prácticas mineras, el desarrollo de herramientas y en la adopción de tecnologías eficientes para el manejo del agua en este sector.

26 años de uno de los mayores desastres ecológicos de Andalucía: el accidente de Aznalcóllar

El 25 de abril de 1988 Doñana vivía uno de sus episodios más peligrosos de su historia: 5 millones de metros cúbicos de lodo tóxico se vertían sobre su paisaje

Doñana dormía en la madrugada del 25 de abril de 1998 cuando se produjo la rotura y desprendimiento de 50 metros de muro de contención de la balsa de decantación de lodos piríticos que la empresa Boliden Apirsa S.L tenía en su explotación minera del municipio de Aznalcóllar. Esta rotura ocasionaba el vertido al río Guadiamar de 5 millones de metros cúbicos de lodos tóxicos y aguas ácidas, afectando a una longitud de 62 kilómetros del cauce desde la balsa hasta el límite del Parque Nacional de Doñana.

El impacto medioambiental de este vertido obligó a las administraciones a tomar medidas de urgencia para minimizar en la medida de lo posible sus consecuencias, siendo la paralización de la planta de concentrado de la mina y toda la actividad minera de la zona de Aznalcóllar y el cierre de las conexiones laterales del río Guadiamar las primeras de ellas. A pesar de que este esfuerzo consiguió evitar su entrada en el corazón de la marisma, 4.600 hectáreas de cultivo y pastizales arruinados, decenas de acuíferos subterráneos y marismas contaminadas, 26 toneladas de peces muertos, centenares de aves afectadas y miles de puestos de trabajos perdidos dejaron un escenario de terror desolador en la zona.

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ocupó un papel indispensable como asesor científico en este proceso en el que se acordó crear la ‘Comisión de Coordinación para la Recuperación de la Cuenca del Guadiamar entre la Administración General del Estado y la Junta de Andalucía’. Un año después de la retirada de lodos se realizó un muestreo del cauce para diagnosticar el estado de contaminación en el lecho del río. Los resultados de este muestreo pusieron de manifiesto que los residuos de contaminación metálica eran aún importantes, superando los niveles de intervención de arsénico y zinc en el 73% y el 85% de las muestra de cauce respectivamente.

Con el paso de los años se ha llevado a cabo un seguimiento ambiental mediante dos programas simultáneos, uno con medios propios de la administración y otro dentro del Programa Científico del Corredor Verde del Guadiamar, a través de convenios en los que participan universidades andaluzas y centros de investigación del CSIC, tanto de Andalucía como de otras comunidades autónomas.

La Junta de Andalucía lleva años trabajando en la reapertura de este espacio minero, una reactivación que el consejero de Política Industrial y Energía, Jorge Paradela, indica que «progresa adecuadamente». A esta decisión se oponen grupos ecologistas como Greenpeace, Friday For Future o Ecologistas en Acción.

Andalucía: a la vanguardia de la minería sostenible del sur de Europa

17 de los minerales incluidos en el listado de minerales estratégicos de la Unión Europea se esconden en el subsuelo andaluz

Andalucía impulsa su actividad minera mediante el fomento de los derechos de investigación. La Junta de Andalucía ha sido la responsable de poner en marcha 440 proyectos para explotación de recursos mineros, lo que aumentaría, en el caso de que estas concesiones se terminaran adjudicando, un 33% la actividad de este sector en la región.

El cambio de paradigma provocado por la pandemia y la crisis de las materias primas trajo consigo la necesidad de buscar la dependencia energética de Europa con respecto al resto de continentes, dándose un giro a la extracción de metales denominados fundamentales para el desarrollo energético. En esta línea, la Unión Europea elaboró un listado de minerales catalogados como estratégicos y cuya extracción contribuiría a esa independencia y sostenibilidad.

De ese gran listado de minerales, 17 de ellos se encuentran disponibles en Andalucía: barita, berilio, bismuto, borato, cobalto, espato flúor, tierras raras pesadas y ligeras, grafito, platinoides, fosforita, silicio metálico, vanadio, litio, estroncio, antimonio, titanio y wolframio, tal y como evidencia el Mapa de los Minerales Críticos de Andalucía elaborado por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC). Al formar parte de este listado, estos minerales han aumentado su valor, especialmente debido a la puesta en marcha de la futura Ley de Materias Primas de la Unión Europea.

Con independencia de que estos proyectos sean aprobados, el decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Minas del Sur, Juan Ignacio López-Escobar hace hincapié en que «se ha hecho una apuesta bastante importante para que salgan adelante», además añade que esta reactivación abre un nuevo horizonte para antiguas zonas mineras.